... y nos traen regalos
... y el amigo invisible
... y las comilonas con la familia
... y la cuesta de enero
... y las rebajas
Y es que todo el mundo se vuelve loco cuando llega la navidad. Son esas vacaciones que, sin ser vacaciones, nos "programan" a hacer todos lo mismo. Llegan las cenas de empresa (o comidas), con los amigos invisibles, consistente en hacerle un regalo simbólico a un compañero de trabajo que te ha tocado en un papelito. Y ya se puede llamar amigo invisible porque a veces te toca cada uno que no has visto en la vida y ni siquiera sabes quién es.
- Pepe, ¿tú sabes quién es Juanjo?
- Sí, claro, el de administración
- ¿Pero ese no es Alberto?
- No, el otro, el de las fotocopias
- ¡Ah! ¿que tenemos fotocopiadora?
- Pues claro, es Carmen, la chica rubia que siempre viene de rosa
- ¿Entonces Carmen es Juanjo?
El caso es que al final acabas yendo a una tienda de objetos de broma y compras un pequeño pene saltarín a cuerda, que se lleva mucho en eso de los amigos invisibles y seguro que echamos unas risas. Lo que se acaban echando son carreras de juguetitos a cuerda que dan saltitos... que la gente original... como que no.
Y luego el desmadre. A beber y a comer. Los discursos del jefe, que siempre son bien recibidos por unos empleados trompa que ya llevan la corbata en la cabeza como Rambo. Todos borrachos bailando... no se, la Batuka, que es lo que se lleva este año.
Y a ver quién me lleva a casa después. Y a ver quién se acuerda de dónde vive. Y a ver qué dice la mujer. Bueno, ella también habrá tenido comida de empresa, así que las penas dobles, si se esconden... pues menos pena.